Los estudios prospectivos sobre la dieta y la enfermedad crónica han permitido conocer mejor la contribución de la dieta en la patogénesis de la enfermedad. El impacto de la dieta en el pronóstico de los pacientes con cáncer también ha sido estudiado como veremos a continuación.
Dieta en mujeres que han sido diagnósticadas de cáncer de mama.
En mujeres diagnosticadas de cáncer de mama hay evidencias que sugieren que reducir la ingesta de grasa tras el diagnóstico podría aumentar la supervivencia, pero estos datos no son consistentes, y la modificación de la dieta no es un standard como parte del tratamiento adyuvante.
Su relación parece inconsistente después de ajustar con el peso y otros factores.
En el estudio de intervención nutricional (WINS) se aleatorizaron 2437 mujeres diagnosticadas en estadio I a IIa a una dieta baja en grasas vs dieta habitual. Tras una mediana de seguimiento de 5.6 años, la dieta baja en grasas mostró un aumento en tiempo a la progresión, aunque con mayor seguimiento las diferencias no fueron significativas. En el análisis de supervivencia tampoco se demostró beneficio en el total de la población estudiada, aunque un análisis exploratorio de las mujeres con tumores con receptores hormonales negativos parece que sí podría existir un beneficio de esta dieta baja en grasas.
Dieta en hombres diagnosticados de cáncer de próstata.
Parece que hay una asociación entre la ingesta de grasa y el pronóstico de los pacientes diagnosticados de cáncer de próstata. Sin embargo, el impacto de la intervención dietética con reducción de la ingesta de grasa no ha sido estudiado en ensayos clínicos prospectivos y no se recomienda como parte de la estrategia de tratamiento de estos pacientes.
Muchos estudios han valorado la intervención dietética en los pacientes supervivientes de un cáncer de próstata, aunque el número de pacientes incluidos es muy pequeño para tener conclusiones definitivas y se han focalizado en disminuir la ingesta de grasa y aumentar la ingesta de tomates/licopenos y la de productos con soja. Por ejemplo, el ensayo sobre estilo de vida en cáncer de próstata (PCLT) incluyó 93 pacientes con estadios precoces de bajo grado que estaban en vigilancia y un grupo control. Tras 2 años de seguimiento, 27 vs 5% de los pacientes del brazo control presentaron progresión de enfermedad. Estas diferencias fueron estadísticamente significativas.
Dieta tras el diagnóstico de cáncer de colon.
Hay estudios observacionales con pacientes con cáncer de colon que sugieren que la dieta afecta al pronóstico.
En un estudio con 1009 pacientes con cáncer de colon estadio III se comparó una dieta “saludable”, consistente en alta ingesta de frutas, verduras, pescado, aves y granos enteros, con una dieta “del oeste”, en la que se ingería carne roja, carne procesada, caramelos, postres y granos refinados. Comparado los extremos de ambos grupos: quintil más bajo de la dieta “saludable” vs el más alto de la dieta “del oeste”, en este último grupo el riesgo de recurrencia es mayor (HR 2,85, IC95% 1,75-4,63) y también el riesgo de muerte (HR 2,32, IC95% 1,36-3,96) en el análisis multivariado. Sin embargo, no se observaron diferencias entre los quintiles centrales.
Aunque estos análisis están controlados por factores pronósticos que sabemos influyen en el pronóstico del cáncer de colon, deben interpretarse con cautela porque las diferencias dietéticas anteceden al diagnóstico de cáncer, influenciando por lo tanto en la historia natural de la enfermedad.
Otros factores que podrían influir en la dieta en el cáncer de colon:
- Ingesta de café.
Algunos estudios sugieren que la alta ingesta de café puede asociarse con una reducción del riesgo de recurrencia y muerte por cáncer de colon, pero esta relación no está claramente establecida.
En la cohorte de un estudio de cáncer de colon estadio III en tratamiento adyuvante, se registró el consumo de 4 o más tazas de café durante al menos 6 meses después del tratamiento adyuvante. En los pacientes con ingesta superior a 4 tazas el riesgo de recurrencia y muerte fue menor (HR 0,48, IC95% 0,25-0,91). Esta asociación se mantuvo incluso después de ajustar por otros factores, como la actividad física, carga glucémica y otros patrones dietéticos. Se piensa que la disminución del riesgo podría ser debida a una disminución de la hiperinsulinemia. Sin embargo, no se observaron diferencias en los estadios I ni II.
- Ingesta de fibra.
En pacientes con cáncer colorrectal en estadios I a III que incrementaron la ingesta de fibra después del diagnóstico tuvieron una mortalidad menor. Por cada incremento de 5 gramos al día se observó una disminución de mortalidad del 19% y un 14% de disminución del riesgo de muerte. Esta asociación se observó con la fibra de los cereales y no con la fibra de la fruta.
A pesar de estos datos, no hay estudios aleatorizados que hayan evaluado el impacto de la dieta en pacientes con cáncer de colon en estadios precoces de la enfermedad.
- Ingesta de nueces.
La alta ingesta de nueces se ha asociado con una reducción de la tasa de recurrencia y muerte de cáncer de colon en pacientes en estadio III. En un estudio con 826 pacientes en estadio III que consumían 2 o más nueces por semana se observó un mayor tiempo a la progresión y supervivencia global. Sin embargo, ajustando por enfermedad, tratamiento y las características del paciente no se observaban diferencias en el grupo de mayor ingesta de nueces, esto podría ser debido al bajo número de pacientes.
Dieta en otros tumores.
Hay estudios que relacionan la obesidad con el cáncer de endometrio, pero no hay estudios que lo relacionen con una dieta específica.