Hay ejercicios que se realizan haciendo movimientos repetidos de forma cíclica, como al caminar, correr, nadar, etc., y contra una resistencia constante y relativamente baja. A estos ejercicios se les denomina EJERCICIOS ISOTÓNICOS O DINÁMICOS, porque las contracciones musculares predominantes son las dinámicas (contracciones y relajaciones sucesivas contra una baja resistencia, que permite un número muy alto de repeticiones sin sensación de fatiga muscular).
Por otro lado, los ejercicios denominados ISOMÉTRICOS O ESTÁTICOS, en los que los músculos se contraen sin que se produzca un acortamiento. Es decir, el músculo aumenta su tensión sin que sus extremos se aproximen. Por ejemplo, cuando sujetamos un peso la musculatura del brazo y antebrazo no se acorta (sus extremos no se aproximan), pero hay un aumento de la tensión muscular para mantener dicho peso. Esto sucede, por ejemplo, en los miembros superiores en el ciclismo: mientras que las piernas se contraen y relajan sucesivamente al pedalear, las manos y los brazos se mantienen contraídos de forma isométrica para sujetar el manillar.
¿Qué son ejercicio de alto impacto?
Por último, según el grado de repercusión sobre el aparato locomotor, los deportes los podemos clasificar como de alto o bajo impacto, dependiendo del grado de transmisión de fuerzas y presiones que éstos transmitan al aparato locomotor. Los ejercicios de alto impacto son aquellos que implican multisaltos que repercuten fundamentalmente sobre las articulaciones de los miembros inferiores y de la columna vertebral, y los de bajo impacto son los que transmiten pocas presiones al sistema esquelético (como por ejemplo sucede al nadar o hacer bicicleta).
Durante el tratamiento oncológico, debido al deterioro muscular y al riesgo de fracturas en los casos de osteoporosis, se deben evitar los ejercicios de alto impacto.
En conclusión, los ejercicios más recomendables en oncología son los dinámicos, a intensidad aeróbica (suave-moderada), y con bajo impacto.