El tratamiento dietético para la hipercolesterolemia se basa en pautar una dieta pobre en colesterol, grasas saturadas y potenciando los ácidos grasos mono y poliinsaturados, así como hacer una dieta rica en fibra.
Comer bien contribuye mucho a la calidad de vida y es algo más que una simple necesidad física: es, además, un placer que forma parte, una parte agradable, de la vida familiar y social. Sin embargo, muchas personas que reciben tratamiento anticanceroso tienen problemas con la comida a causa de diversas complicaciones que la terapia puede ocasionar: cambios en la percepción del sabor, náuseas y vómitos, llagas en la boca, etc.; todo ello hace difícil o desagradable para el paciente aquello que debiera ser un placer importante: la comida. De hecho, la dieta constituye una parte importante de la terapia porque comer adecuadamente antes, durante y después de los tratamientos ayuda a sentirse más fuerte, a tolerar mejor el proceso y a mejorar, por tanto, la calidad de vida. Con frecuencia, los pacientes de cáncer tienen dificultad para alimentarse adecuadamente, hasta el punto que la desnutrición es una causa frecuente de problemas en estos pacientes. La desnutrición se presenta cuando no se ingiere la cantidad de alimentos que el organismo necesita para realizar sus funciones normales. Como consecuencia, se genera un desgaste físico progresivo con debilidad, agotamiento, disminución en la resistencia a las infecciones y dificultades para tolerar el tratamiento contra el cáncer. Es muy importante comer bien mientras se recibe tratamiento para el cáncer. Comer bien significa escoger una dieta equilibrada que contenga todos los nutrientes que el cuerpo necesita; también significa que la dieta sea rica en calorías para mantener su peso en el nivel adecuado y con las reservas de proteínas lo suficientemente altas como para rehacer los tejidos sanos que el tratamiento daña. En el pasado, muchos médicos e investigadores creían que durante el tratamiento anticanceroso debía restringirse mucho el aporte proteico y calórico para tratar con eficacia el cáncer. Hoy sabemos que esta teoría, basada en la creencia de que la enfermedad progresaba más rápidamente si el paciente recibía un aporte importante de calorías, es errónea. Las recomendaciones dietéticas para los pacientes en tratamiento pueden ser diferentes de las recomendaciones para la población sana; esta situación confunde a muchos pacientes cuando las nuevas sugerencias son contrarias a lo que siempre han oído. Los consejos habituales incluyen comer mucha fruta, verduras y cereales, con una moderada ingestión de carne y productos grasos y derivados de la leche. Sin embargo, para los pacientes que están en tratamiento, las recomendaciones se centran en ayudarle a comer alimentos ricos en calorías y proteínas, tomar más leche, queso y huevos, así como usar más aceite, mantequilla y margarina. En algunos casos se recomendará no comer alimentos ricos en fibras porque pueden empeorar problemas como la diarrea o las úlceras en la boca. Las diferencias se deben a que estos consejos están pensados para recuperar fuerza y energía. Por ejemplo, una recomendación para la población general es evitar la obesidad pero para los pacientes en tratamiento oncológico no se recomiendan dietas para adelgazar.
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El tratamiento dietético para la hipercolesterolemia se basa en pautar una dieta pobre en colesterol, grasas saturadas y potenciando los ácidos grasos mono y poliinsaturados, así como hacer una dieta rica en fibra.
Muchos pacientes quieren saber si las vitaminas, minerales y suplementos dietéticos les ayudarán a mantenerse más fuertes y a luchar contra la enfermedad. Se sabe que los enfermos que comen bien durante el tratamiento están más preparados para tolerar mejor la enfermedad y los efectos secundarios, pero no hay ninguna evidencia de que los suplementos dietéticos o los remedios «naturales» puedan ayudar a vencer el cáncer. Las náuseas y los vómitos son dos de los más comunes y temidos efectos secundarios de los tratamientos anticancerosos; prevenir y controlar las náuseas y vómitos es muy importante, ya que si no es así, pueden producirse cambios químicos en el cuerpo, pérdida de apetito, problemas físicos y mentales, desgarros en el esófago y la reapertura de heridas quirúrgicas. La pérdida del apetito (la anorexia) es uno de los síntomas más comunes en los pacientes que están recibiendo un tratamiento para el cáncer. La anorexia se puede acompañar de una pérdida importante de peso y de proteínas, y estas son importantes porque son necesarias para reparar los tejidos sanos dañados por el tratamiento. La quimioterapia y la radioterapia afectan principalmente a las células que se dividen con rapidez, como las del revestimiento de los intestinos grueso y delgado. Un número elevado de dichas células muere, lo cual provoca que en los días y semanas posteriores el tubo digestivo no funcione de forma eficaz, con lo que el cuerpo no absorbe bien las grasas, los derivados de la leche, las sales biliares, los minerales, las vitaminas y el agua. El estreñimiento es un problema común en las personas que reciben tratamiento para un cáncer; se puede definir como el movimiento lento de las heces por el intestino grueso que resulta en el paso de heces secas y duras, dando como resultado molestia o dolor. Se considera un patrón normal de intestino el que tiene al menos tres evacuaciones a la semana y no más de tres diarias, pero la definición exacta depende de lo que es normal para cada persona, por o que el estreñimiento deberá verse como un síntoma subjetivo y debe sospescharse cuando hay un cambio en el patrón mormal de cada paciente. Repugnancia por ciertos alimentos Al igual que muchos pacientes tienen nauseas anticipatorias al asociar las nauseas con estímulos del ambiente de la sala de tratamiento, en muchos casos se puede asociar determinadas comidas, olores y sabores con alguna de los muchas experiencias desagradables que pueden aparecer durante el tratamiento, especialmente con las nauseas y vómitos. Por ejemplo, si poco antes de una sesión de quimioterapia el paciente ha tomado una comida con carne y vomita a causa del tratmiento, es fácil que la mente cree una conexión entre esa comida y el acto de vomitar. Posteriormente la visión, o simplemente el olor de esa comida recordará la experiencia de los vómitos y el paciente sentirá repugnancia por ese alimento; se crea un reflejo condicionado que el enfermo no puede controlar ni prever. Esta experiencia también es válida cuando el tratamiento que se recibe y que provoca los efectos secundarios es la radioterapia. Aumento de peso durante la quimioterapia en el cáncer de mama Desde hace más de 20 años los oncólogos somos conscientes de algo que siempre nos han dicho nuestras pacientes, que durante el tratamiento con quimioterapia complementaria tras el cáncer de mama notan un aumento de peso. Papel de la dieta en los supervivientes de cáncer. Los estudios prospectivos sobre la dieta y la enfermedad crónica han permitido conocer mejor la contribución de la dieta en la patogénesis de la enfermedad. El impacto de la dieta en el pronóstico de los pacientes con cáncer también ha sido estudiado como veremos a continuación. Bibliografía del apartado "Papel de la dieta en los supervivientes de cáncer"
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